Oh, los remakes. Esa interminable pesadilla que Hollywood ha producido en el día a día del cine, y que parece no tener un fin próximo. "Poltergeist" cayó recientemente, "La matanza de Texas" lo hizo en su día, y "Viernes 13" también. Todos ellos intentos de volver a llevar a la vida a iconos del cine de terror que causaron impacto, miedo y furor en su día; como si hiciese falta arreglar o rehacer películas de culto. Si no está roto, no intentes arreglarlo.
Cada uno de los remakes mencionados anteriormente son, en mayor o menor calidad, intentos inútiles de sacar dinero con películas ya clásicas. Y todos estos intentos han dejado heridas en los fanáticos de los clásicos de los que provienen. Pero, si hay una reinvención que, personalmente, me ha ofendido, esa es "Pesadilla en Elm Street: El origen" (titulada en su idioma original "A nightmare on Elm Street").
El remake de la clásica película de Wes Craven protagonizada por el monstruoso -y clásico- Freddy Krueger llegó a nuestros cines en el año 2010, prometiendo una nueva y fresca versión de la historia. Incluso, en España, se vendió como El origen de la historia original. Bajo esta premisa, muchos esperarían una especie de precuela del clásico. Sin embargo, al finalizar el visionado del film, uno solo puede preguntarse lo siguiente: El origen... ¿de qué?
"Pesadilla en Elm Street: El origen" es un remake mal pensado y mal hecho. No me atrevería a decir cutre, pues el cine cutre tiene su encanto. No. Esta versión de Krueger es un intento de película seria, un intento de reinventar al personaje. Un intento fallido de provocar miedo en el espectador. Inmensamente fallido, diría yo.
La película siempre da la sensación de ser precipitada. Su desarrollo no es bueno, no es natural y da la sensación de estar exageradamente forzado. La película, en general, es un simple cúmulo de sustos colocados de forma que ni siquiera impresionan al espectador. Y esto, en una película de terror -digamos ya, una sin pretensiones ni premisas-, es uno de los errores más graves.
El reparto se queda corto. Las actuaciones no son nada de otro mundo, siendo algunas incluso risibles. No transmiten una sensación real, siendo solo caras pegadas encima de una situación de supuesto terror.
Por otra parte, el nefasto guion de la película es, posiblemente, el peor punto de la misma. Sencillamente, no hay por dónde cogerlo. Un guion aburrido, demasiado mal construido y completamente malo. Sin lugar a dudas, "Pesadilla en Elm Street: El origen" presenta, posiblemente, uno de los peores guiones o tramas que hayamos podido contemplar en una película.
En cuanto a su apartado visual, esta revisión del clásico de Wes Craven consigue crear una oscura atmósfera, a veces incluso terrorífica. Sin embargo, dicha atmósfera no se aleja del resto de películas de terror de lo más comunes, cayendo en escenarios monótonos y típicos de filmes de terror. Nada nuevo.
En definitiva, "Pesadilla en Elm Street: El origen" es un fallido remake de una de las películas más icónicas del cine de terror. Un guion nefasto, un reparto mediocre y una fotografía bien conseguida pero monótona hacen de esta entrega un desastroso intento de traer de vuelta a la vida a un icono popular. La verdadera pregunta es: ¿Era necesaria esta película? La respuesta es obvia.
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